domingo, 29 de julio de 2012

Nuestra Señora de la Lanzada. Ruta de la leyenda (8) 2º parte

Nuestra Señora da Lanzada las tradiciones, ritos y sus costumbres 

El rito de barrer por detrás del retablo.
 Los romeros acuden a este santuario desde tiempo inmemorial para librarse del mal de ollo y “lanzar” el meigallo. Según algunas interpretaciones etimológicas populares el nombre de la playa – A Lanzada- vendría de esta práctica exortizante.
Una vez finalizada la misa, aquellos devotos que ansían la curación o protección frente al mal de ollo y meigallo acceden a la capilla y circunvalan el ábside barriendo a su paso el suelo con una escoba, mientras recorren el espacio que queda entre el ábside y el retablo. Este rito debe realizarse tres veces, finalizado el cual es necesario dejar la limosna correspondiente. Este ritual nos presenta la acción de barrer como metáfora de limpiar el mal, de expulsar la acción del maléfico.
El rito de barrer la capilla
El día de la Romería de A Nosa Señora da Lanzada las mujeres esperaban su vez para barrer el suelo delante del altar de la capilla a la vez que esconjuraban la acción maléfica recitando la conocida fórmula de “Meigas fóra”. 
Estos ritos serían inicialmente uno sólo, ya que el devoto debía barrer por detrás del retablo y por delante del altar haciendo un circuito completo alrededor del ábside de la ermita, pasando en cada vuelta por delante y por detrás del altar y el retablo. Para entender estos ritos relacionados  con el barrer se debe tener en cuenta que, en la mentalidad tradicional, la enfermedad se identifica con suciedad. Ya sea la suciedad simbólica del alma y la razón que producen meigallos, el mal de ollo y los feitizos o la suciedad de las pezoñas, los males de aire, erisipelas y otros males de la piel. Es por ello que en muchos ritos curativos de nuestra medicina popular se procede a realizar no solo barridos simbólicos sino también lavados y baños limpiadores como ocurre en muchos tratamientos del mal de aire que veremos cuando hablemos de las propiedades del agua.
El baño  en el mar y las nueve olas.

Además del baño de las nueve olas celebrado con fines favorecedores de la fertilidad la noche del último sábado de agosto- es decir, la madrugada del domingo- existe otra fecha  en el calendario en la que tiene lugar otro baño ritual en estas aguas. Se trata del Día de la Ascensión antes de salir el Sol. Hombres, mujeres y niños se bañan en tan significativas fechas para conseguir la protección divina, la buena suerte y la cura a todos sus males. 

El baño de las nueve olas también se puede realizar la noche del 23 de junio, víspera de San Juan, una de las noches más propicias del año para este tipo de rituales lustrales asociados al agua. Pero en está fecha,  a parte de la búsqueda de la fertilidad, también se procura la acción regenerativa del agua para conseguir la curación de las distintas  enfermedades que aquejan a las personas y a los animales.


Algunos curanderos aconsejaban acercarse al santuario a las doce de la noche de los sábados de Luna llena en meses sin erre. Hipólito de da Bravo nos describe el ritual a efectuar: 
Hay que dar nueve vueltas alrededor de la ermita en el sentido contrario a las agujas del reloj. De un modo simbólico estamos retrasando el tiempo hasta llegar al momento en el que el paciente todavía está sano. En cada vuelta se debe rezar un Avemaría, un Padrenuestro y el siguiente esconjuro:
Nosa Señora da Lanzada,
polo fillo que  parisches,
fai que me quede preñada.

A continuación es el momento de bajar a la playa y tomar el baño de las nueve olas mientras se repite el mismo esconjuro. Una vez secos, la ceremonia remata con una cena y la promesa de una ofrenda a la Virgen que se le debe llevar el día de su fiesta. Antiguamente, cuando no era habitual saber nadar ni siquiera los marineros, la gente solía atarse una cuerda alrededor de la cintura antes de meterse en las oscuras aguas del mar. Un familiar desde la arena sujetaba el cabo para evitar que un golpe de mar o la fuerza del oleaje pudiesen llevar mar adentro a quien hacía el baño ritual. Vemos que el baño de A Lanzada era de gran versatilidad y polivalencia curativa, pues se realizaba con fines favorecedores de la fertilidad como con fines vigorizantes y fortalecedores de la salud en general, sin olvidar, el peculiar baño de  tres olas para curar las posesiones demoníacas.
 Existe la creencia tradicional de que el creciente de agosto es el más indicado para realizar los baños salutíferos. Hoy en día aun son muchas las personas que acuden a los arenales de nuestra costa a darse un baño revitalizador los nueve primeros días de septiembre. Se cree que con este ritual uno queda a salvo de coger gripes y resfriados durante todo el invierno.
La creencia popular dice que las nueve olas representan a los nueve meses de embarazo, aunque, otras variantes de este baño ritual hablan de siete olas en vez de nueve, pues consideran, como observó Vicente Risco, que la primera y la última ola no se debe contar  pues son las que se reciben mientras se entra y se sale del mar y, por lo tanto, no suponen verdaderas embestidas dotadas de virtud fecundante. Hay vecinos de la zona, como bien me explicó  el párroco de Noalla, que resuelven está confusión entre el número de olas a recibir afirmando que, en realidad, existen dos tipos de baño: el baño de las siete olas era recomendado para los problemas nerviosos mientras que el de las nueve olas se hacía para favorecer la fertilidad, aunque ya hemos visto que, según parece, el baño para curar la posesión era de tres olas.

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